En los últimos meses he tenido la oportunidad de ofrecer cobijo a dos parejas de warmshovers. A cambio ellos me dejaron la retina llena de sonrisas y la cabeza llena de anécdotas de las que me hubiese gustado ser protagonista. Parece que mis tiempos viajeros en bici tocaron a su fín, pero gracias a ellos, revivo momentos muy bonitos de mi vida.
En agosto, pasaron por aquí Max y Manjula; una pareja de californianos de San Francisco, con los que compartimos muchas risas y cervezas. Ejercimos de anfitriones mostrándoles algunos rincones de la Sierra de Francia, y los despedimos con algo de tristeza cuando siguieron su camino. Prometimos visitarles el año que viene en su ciudad (¿Hay algun triatlón, maratón o carrera de mtb allí?). Max habla muy bien español, porque trabaja ayudando a la integración de los inmigrantes hispanos, y ello nos permitió conocernos en mayor profundidad sin la barrera idiomática.
Podéis seguir sus aventuras en http://gosnails.wordpress.com/A finales de septiembre Andoni, Alice un su preciosa niña de 3 años Maia, fondearon unos días en mi casa. Ha sido alucinante comprobar con qué naturalidad la pequeñaja lleva esta vida viajera. Viven en Bélgica (país de Alice) y hasta que Alice se quedó embarazada estuvieron viajando por todo el mundo durante algunos años.
Al poco de abandonar Salamanca, en la provincia de Ávila, me contó Andoni, que la policía les paró porque no llevaban casco, y que al protestar por la multa que les íban a imponer, les cayó otra de 240 euros porque el carro en el que viaja la niña no está homologado en España. En fín...
También tienen página web para que leais sus aventuras y les dejéis algún mensaje de ánimo: www.mundubicyclette.be
A unos y otros, muchas gracias por permitirme viajar con vosotros, aunque sólo fuesen unos días.