martes, 23 de noviembre de 2010

1º RUÉU DIL JALAMA - Los caminos de los Jaramugos son inexcrutables...

Un domingo estupendo.
El paisaje estaba precioso, y la compañía inmejorable; la comida riquísima y hubo risas en abundancia.
Fué algo así como una carrera de orientación en plan Hermanos Marx.
Salimos todos juntitos pero rápido los perdí de vista. Unas cuestas empinadísimas en frío me pegaron un buen calentón, así que hubo que regular y disfrutar de la preciosa subida por la calzada romana tapizada de hojas. Además había tantas escenas que invitaban a pararse para hacer fotos que no pude menos, a pesar de lo divertido de subir esquivando piedras y superando escalones.
En el alto yo seguí las marcas hacia la izquierda dirección Eljas y ya no los ví hasta la comida. A cambio, la mañana me brindó una preciosa rutilla por sendero pedregoso con alguna charleta a medio camino con un cabrero, y paradas para disfrutar de las vistas. Al llegar a Eljas, por hacer caso de unos indígenas (y mira que me repito a mí mismo una y otra vez que no debo hacerlo) acabé haciendo rapel con la bici al hombro y sin cuerdas, porque el camino recomendado se acabó en mitad de un pedregal, y pese a tener a vista de pájaro la meta, no había vía ciclable para descender hasta allí.
Os dejo unas cuantas fotos y me quedo con la sensación de andar todavía por allí.
¡Hay que repetir más a menudo estas miniconcentraciones!





martes, 16 de noviembre de 2010

De nieblas y canas

-Esta mañana desde mi ventana-

Ha llegado el otoño: Las mañanas londinenses, las semanas en las que apenas puedo saludar al sol unos pocos momentos de lunes a viernes, en los que la palidez de mi cara emula a la niebla que abraza al paisaje de mis despertares.

Llego yo también al otoño de mi vida, y echo en falta a veces aquellos sueños dorados de juventud, atascado como estoy en una vida gris.

Los calendarios que hace no mucho apenas tapaban mis pies, ahora superan ya la altura de mi cintura, y cada vez parecen ajarse antes sus páginas sin apenas tiempo de saborear las casillas marcadas en rojo, ahogadas en un desfile casi ininterrumpido de despertadores, rutinas, prisas...

Perdonen ustedes que les llene la pantalla de hojas secas y humedad.