"La obra del sexto día"
Apenas fue creado, el Perro lamió la mano del Buen Dios, y el Buen Dios le acarició la cabeza. — ¿Qué quieres, Perro?
–preguntó el Señor.
— Señor Buen Dios, quisiera alojarme en tu casa, en el cielo, frente a tu puerta.
—¡No faltaba más!
–dijo el Buen Dios
-No necesito de perro ya que todavía no he creado a los ladrones.
— ¿Cuándo los crearás, Señor?
— Jamás. Estoy cansado. Hace ya cinco días que trabajo, es hora de que descanse. He aquí la obra, tú, Perro, mi mejor criatura, mi obra de arte. Es mejor pararme aquí. No está bien que un artista se esfuerce más allá de su inspiración. Si persistiese en crear, sería capaz de fracasar. ¡Vete, Perro! Vete enseguida a poblar la tierra. Vete y sé feliz.
El Perro dio un profundo suspiro:
— ¿Qué haré sobre la tierra, Señor?
— Mira, comerás, beberás, dormirás, crecerás y te multiplicarás.
El Perro suspiró más tristemente aún.
— ¿Qué más quieres?
–dijo el Señor.
— ¡A ti, Señor, mi Patrón! ¿No podrías establecerte también tú sobre la tierra?
— No
–dijo el Buen Dios
- ¡no, Perro! Te aseguro que no puedo instalarme sobre la tierra para hacerte compañía. Otros asuntos me tienen ocupado: Este cielo, estos ángeles, estas estrellas, te aseguro, me dan mucho que hacer.
El Perro bajó la cabeza e hizo además para irse, pero después se volvió:
— Si solamente, Señor Buen Dios, hubiese allá abajo una especie de patrón de tu clase…
— No –dijo el Buen Dios-, no lo hay.
El Perro se hizo pequeño, pequeño, humilde, humilde, y suplicó todavía más de cerca:
— Si tú quieres, Señor Buen Dios… Podrías siempre probar…
— Imposible –replicó el Buen Dios-. He hecho lo que he hecho. Mi obra está cumplida. Jamás podré crear un ser mejor que tú. Si hoy creaste otro, lo siento en mi mano derecha, me saldría mal…
— Oh Señor Buen Dios –suplicó el Perro-, no importa que salga mal, con tal de que yo pueda seguirlo donde quiera que vaya, y echarme a sus pies cuando se pare.
Entonces el Buen Dios se llenó de maravilla por haber creado una criatura tan buena, y dijo al Perro:
— ¡Vete! Y que se haga según tu deseo.
Y encontrado en su Laboratorio, Dios creó al hombre.
Pero el hombre no sabe esto.
–preguntó el Señor.
— Señor Buen Dios, quisiera alojarme en tu casa, en el cielo, frente a tu puerta.
—¡No faltaba más!
–dijo el Buen Dios
-No necesito de perro ya que todavía no he creado a los ladrones.
— ¿Cuándo los crearás, Señor?
— Jamás. Estoy cansado. Hace ya cinco días que trabajo, es hora de que descanse. He aquí la obra, tú, Perro, mi mejor criatura, mi obra de arte. Es mejor pararme aquí. No está bien que un artista se esfuerce más allá de su inspiración. Si persistiese en crear, sería capaz de fracasar. ¡Vete, Perro! Vete enseguida a poblar la tierra. Vete y sé feliz.
El Perro dio un profundo suspiro:
— ¿Qué haré sobre la tierra, Señor?
— Mira, comerás, beberás, dormirás, crecerás y te multiplicarás.
El Perro suspiró más tristemente aún.
— ¿Qué más quieres?
–dijo el Señor.
— ¡A ti, Señor, mi Patrón! ¿No podrías establecerte también tú sobre la tierra?
— No
–dijo el Buen Dios
- ¡no, Perro! Te aseguro que no puedo instalarme sobre la tierra para hacerte compañía. Otros asuntos me tienen ocupado: Este cielo, estos ángeles, estas estrellas, te aseguro, me dan mucho que hacer.
El Perro bajó la cabeza e hizo además para irse, pero después se volvió:
— Si solamente, Señor Buen Dios, hubiese allá abajo una especie de patrón de tu clase…
— No –dijo el Buen Dios-, no lo hay.
El Perro se hizo pequeño, pequeño, humilde, humilde, y suplicó todavía más de cerca:
— Si tú quieres, Señor Buen Dios… Podrías siempre probar…
— Imposible –replicó el Buen Dios-. He hecho lo que he hecho. Mi obra está cumplida. Jamás podré crear un ser mejor que tú. Si hoy creaste otro, lo siento en mi mano derecha, me saldría mal…
— Oh Señor Buen Dios –suplicó el Perro-, no importa que salga mal, con tal de que yo pueda seguirlo donde quiera que vaya, y echarme a sus pies cuando se pare.
Entonces el Buen Dios se llenó de maravilla por haber creado una criatura tan buena, y dijo al Perro:
— ¡Vete! Y que se haga según tu deseo.
Y encontrado en su Laboratorio, Dios creó al hombre.
Pero el hombre no sabe esto.
Marie Noel
9 comentarios:
Ésto que cuentas creo que sólo lo saben los que han tenido o tienen perros.
Son maravillosos y en la mayoría de los casos, son mejores que el hombre.
(Me has hecho acordarme de mi Karoly que murió en Navidad después de 14 años de cariño incondicional).
Los perros son seres especiales.
qué bonito!
(me da que las amantes de los gatos que por aquí pasan de vez en cuando van a crear polémica)
jeje mola!
DD me ha leído el pensamiento... ¿qué pasó con los gatos? ¿eh?
Es evidente que son algo más bobotes que los gatos (desde el cariño y el respeto) a veces soportan humanos crueles que les hacen sufrir...
He de reconocer que algunos perros, de hecho la mayoría de los que conozco me caen bien, se merecen el homenaje.
Otro homenaje a esos "locos peludos"; espero que te guste. Lo mejor es oir a RAfael Amor recitándolo...
http://www.goear.com/listen/e64b943/EL-PERRO-COJO-RAFAEL-AMOR
EL PERRO COJO - Poema de Manuel Benítez Carrasco - Canción de Rafael Amor
Con la pata coja colgando, despojo de una pedrada,
pasó el perro por mi lado.
Un perro de pobre casta,
uno de esos, callejero, pobre de sangre y de estampa,
que nacen en los rincones de perras tristes y flacas,
condenados a comer basura de plaza en plaza,
que de pequeños, por lo fino y ágil de la infancia,
baloncitos de peluche, tibios bolones de nácar
los acurrucan, los miman, los sacan al sol, les cantan...
de mayores, conque ya se les fue la gracia,
los dejan a su ventura, mendigos de casa en casa
sus hambres por los rincones y su sed sobre las charcas...
¡Y qué tristes ojos tienen! , ¡qué recóndita mirada!,
como si en ella pusieran su dolor a media asta...
y se mueren, de tristeza, a la sombra de una tapia
si es que un lazo no les da una muerte anticipada.
Yo lo llamo: - ven, no te hago nada-
todo hociquito curioso, toda sed, hambre, nostalgia.
El perro escucha mi voz, olfatea mis palabras,
como esperando o temiendo, pan, caricias o pedradas,
no en vano lleva marcado un mal recuerdo en la pata.
Lo llamo otra vez: - ven aquí, no te hago nada-, dócil a medias, avanza,
moviendo el rabo con miedo y las orejitas gachas...
- ven aquí, no te hago nada- eso es... ¡adiós a la desconfianza!,
que ya se tiende a mis pies, a tiernos aullidos habla,
ladra, para hablar más fuerte, salta, gira, gira, salta,
canta, ríen, ríen cantan, lengua, orejas, ojos, patas
y el rabo es un incansable abanico de palabras...
-¿ qué piedra te dejó cojo?, ¡malhaya, malhaya!...
el perro me entiende, sabe que maldigo la pedrada,
esa pedrada dura que le destrozó la pata
y con el rabo me está agradeciendo la lástima.
-No te preocupes, no te preocupes, que no ha de faltarte nada,
yo también soy callejero, diente de distintas plazas
y a patita coja voy, de jornada en jornada,
las piedras que me tiraron, me dejaron coja el alma...
vamos pues perrito, ¡anda que te anda!,
tú por tus calles oscuras, yo, por las mías calladas,
tú la pedrada en el cuerpo, yo, en el alma...
y si te mueres, yo te enterraré en mi casa,
bajo un letrero que diga: - aquí yace, un amigo de mi infancia-
y en el cielo de los perros, pan tierno y carne mechada,
te regalará San Roque, una muleta de plata-...
Compañero, si los hay, amigo, donde los haya,
mi perro y yo por el mundo, pan pobre, rica compaña.
Era joven y era viejo, por más que yo lo cuidaba,
el tiempo malo pasado lo fue dejando sin alma,
fueron muchas hambres juntas, mucho peso para sus tres patas.
Una mañana, en el huerto, debajo de mi ventana,
lo encontré, tendido, frío, como una piedra mojada,
como duro musgo el pelo con el rocío brillaba,
ya estaba mi pobre perro muerto de las cuatro patas
y hacia el cielo de los perros, se fue, anda que te anda,
las orejas de relente y el hociquito de escarcha...
Portero y dueño del cielo, San Roque en la puerta estaba,
ortopédico de mimos, cirujano de palabras, bien surtido de recambios con que curar viejas taras:
-para ti tu rabo de oro, a ti tu ojo de ámbar,
a ti las orejitas de nieve, tú, tu colmillo de nácar,
tú... y mi perro le reía, tú, tu muleta de plata...
Ahora sé, por qué está la noche agujereada,
estrellas, luceros, no, no, es mi perro que cuando anda,
con la muleta va haciendo, agujeritos de plata…
-Isadora:Recuerdo que cuando leí lo que nos contaste sobre tu Karoly me dejaste KO. Un abrazo.
-David & Misstake: Los gaticos también me caen bién; todo el mundo sabe que son obra del "maligno", así que, como dicen sus majestades satánicas Rolling Stones:"SYmpathy for the devil..."
-Furi: Sí que mola sí.
-Maika: Bienvenida! Joer qué bonito. Muchas gracias. Un abrazo para todos. A ver si nos juntamos para una excursión montañera!!!
Gracias a todos por la visita.
me ha encantado tu cuento.
Desde que era pequeña siempre he tenido perros y todavía me emociono cuando los recuerdo,vaya bichejos!
Ladyolé
Si está claro que los chuchos son los que dominan la tierra. No hay más que ver como Bimba nos tiene calados a MyLady y a mi... se te pone a los pies en el sofá, te mira con ojirris de amor y se caen las bragas!!!
Bonito,... pero podía haberle dicho que no ladraran a las 5 am, leches.
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