Ha muerto Ray Bradbury, autor de culto para muchos. En mi caso "Crónicas Marcianas" es uno de mis libros fetiche, al que vuelvo cada poco tiempo y siempre consigue removerme por dentro, y calmarme también. Es un libro muy especial, escrito por un autor muy especial. No a todo el mundo le gusta. Hace algo más de un año que lo leí por última vez, y éste es un buen momento para rendirle homenaje al Sr. Bradbury.
Ojalá ahora esté en Marte...
Son días extraños éstos... Intentando devolverle a unos amigos parte de lo que ellos me han dado antes, estoy aprendiendo una lección de vida muy importante y reconciliándome con el género humano.
Gracias Jordi y Annabel!!!!!
Gracias, gracias, gracias....
Pdta: No me resisto a pegar este texto que he encontrado en el facebook.
Ha muerto Ray Bradbury, uno de los Dioses. Es imposible explicar lo
importante que ha sido para mi vida y lo triste que estoy ahora mismo...
Gracias por haber pasado a mi lado, querido mago. Que tu viaje hacia las estrellas tenga su obligada escala en Marte... Allí nos encontraremos.
Dejo aquí su famoso decálogo, empezando por el obituario que él quiso:
«Aquí yace Ray Bradbury, un tipo que amó completamente la vida».
1. Yo no inventé el futuro:
«Se me han acercado japoneses para ponerme un walkman en las orejas y
decirme: "¡Con Fahrenheit 451 usted inventó esto, señor Bradbury!” Mi
respuesta fue: "No, gracias". Estamos rodeados de demasiados juguetes
tecnológicos, con Internet, los ipod, los ipad… La gente se equivocó. Yo
no traté de prever, sino de prevenir el futuro. No quise hablar de la
censura sino de la educación que el mundo tanto necesita. Podemos salvar
a Estados Unidos, gracias a los niños, si les enseñamos a leer y a
escribir a partir de los 3, 4, 5 años para que lleguen a la escuela
primaria sabiendo leer. Después, es muy tarde. Cuando en realidad, ya
desde muy pequeños, queremos leer las palabras de las historietas».
2. Escribo por amor:
«Lo que funda toda escritura es el amor, es hacer lo que amamos y amar
lo que hacemos. Y olvidarse del dinero. En mis comienzos, yo ganaba 30
dólares por semana, y mi novia era rica, pero le pedí que hiciera voto
de pobreza para casarse conmigo. No teníamos ni automóvil ni teléfono,
vivíamos en un departamento pequeño en Venice, pero la estación de
servicio de enfrente tenía una cabina telefónica. Iba corriendo a
atender cuando sonaba y la gente creía que me llamaba a mi oficina. Yo
les repito: “Rodéense de personas que los quieran, y si no los quieren,
échenlos. No hay necesidad de ir a la Universidad, donde no se aprende a
escribir. Vayan más bien a las bibliotecas”. Yo escribí Fahrenheit 451
porque había oído hablar del incendio de la biblioteca de Alejandría y
de los libros quemados por Hitler en Berlín. Escribo todos los días,
cada mañana, desde hace setenta años. ¡No paro! Y escribo para el teatro
desde hace cuarenta y cinco años; me encanta».
3. No leo ciencia ficción:
«Me he pasado los últimos setenta años de mi vida jugando porque para
mí la literatura no es un trabajo. Si leo ciencia ficción cometería
incesto. Quien se dedica a leer en el campo en el que escribe o trabaja
es un mal escritor. Raymond Chandler, maestro de la novela negra, bebió
en las fuentes de William Shakespeare, Pirandello, Lorca».
4. Amo la poesía:
«He leído muchísima poesía a lo largo de mi vida y, como es metafórica,
simbólica y sensorial, me ha servido de agran ayuda en mi trabajo.
Recuerdo un ensayo de José Luis Garci titulado Ray Bradbury, humanista
del futuro. Olvidándose de clichés y tópicos al uso, José Luis Garci
supo reflejar el hecho de que uno no es solo un escritor de ciencia
ficción, yo no me considero así, sino que puede ser perfectamente un
hombre al que le gusta el teatro, la poesía, la cultura, en general, que
siempre es maravilloso.
5. Hay que tener mucho cuidado con los intelectuales:
«En mis obras no he tratado de hacer predicciones acerca del futuro,
sino avisos. Es curioso, en mi país cada vez que surgía un problema de
censura salía a relucir como paradigma de la libertad Farenheit 451. Los
intelectuales, ya sean de derechas o de izquierdas, siempre tienen
miedo a lo fantástico porque les parece tan real ese mundo que creen que
estás intentando engañar y, evidentemente, así es. Creen que es malo
para los niños vivir en un mundo de fantasía cuando en realidad es
bueno: todos tenemos una vida interior fantástica muy rica. Vivimos en
un mundo que nos absorbe con sus normas, con sus reglas y la burocracia,
que no sirve para nada. Hay que tener mucho cuidado con los
intelectuales y los psicólogos, que te intentan decir lo que tienes que
leer y lo que no».
6. Mi esqueleto resultó ser Steinbeck:
«Yo aprendí a leer a los tres años para disfrutar de las caricaturas.
Amo las tiras cómicas, las caricaturas de los domingos y tuve un libro
de cuentos de hadas cuando cumplí los cinco años, y me enamoré de la
lectura, y de todas esas maravillosas historias como La bella y la
bestia y Jack y la habichuela mágica. Así que comencé con la fantasía. A
los tres años ví mi primera película y me enamoré de El Jorobado de
Notre Dame. Esperaba crecer para ser jorobado. Después, con cinco años
vi El fantasma de la ópera, con Lon Chaney, y cuando tenía seis vi una
película de dinosaurios, y los dinosaurios llenaron mi vida. Cuando
tenía treinta y tres años trabajé en Moby Dick porque me había enamorado
con seis de los dinosaurios. Mi gran influencia fue John Steinbeck. Leí
Las uvas de la ira con diecinueve años y me dí cuenta de que había
aprendido de ellas y Steinbeck resultó ser mi esqueleto».
7. La vida es un don:
«Y así debemos disfrutarla. Esta es una oportunidad gloriosa. Sólo
estaremos aquí una vez. He tenido la oportunidad de escribir cada vez
que siento que tenía un propósito. ¿Y cuál fue mi objetivo cuando
escribí tal o cual artículo? Escribir el mejor artículo que se haya
escrito hasta ese momento, escribir la mejor historia nunca publicada.
No sé si lo habré logrado. Ustedes, mis queridos lectores, deciden».
8. Encontré mi amor en una librería:
«Conocí a una hermosa muchacha en una librería, se me acercó y la
invité a un café. La llevé a cenar y me enamoré de ella, y de los libros
que tenía. La tomé y le pedí casamiento un año después porque yo no
tenía nada, y ella era una chica rica. Y dejó todo su dinero para
convertirse en pobre como yo. Estaba en desventaja sin teléfono, sin
coche, pero vivimos del amor, de los libros, y de mi escritura. Esa es
la respuesta de la vida. Si pueden encontrar una persona para amar que
ame la vida tanto como ustedes atrápenla fuerte y cásense con ella. No
tengan la menor duda».
9. Aprender de la Historia:
«Debemos aprender de la Historia acerca de la destrucción de libros.
Cuando yo tenía quince años Hitler, quemó libros en las calles de
Berlín. Eso me aterró porque era un bibliotecario (hombre de libros) y
estaban tocando mi vida, todas esas grandes obras, toda esa gran poesía,
todos esos maravillosos artistas, esos grandes filósofos. Luego me
enteré de que Rusia estaba quemando libros "detrás de escena", de tal
forma que la gente no se enteraba. Y estaban matando a los autores. Y
aprendí que si no tienes libros no puedes ser parte de una civilización
ni de una democracia».