Nos habíamos quedado durmiendo en el albergue de Rothenburg rodeados de críos y temiéndonos lo peor. Al final resultó que el más ruidoso fué nuestro compañero de habitación, que madrugó mucho y anduvo cacharreando por la habitación desde hora bien temprana. Y es que no sé si es efecto secundario de la práctica del tri, o que en verdad estamos algo "gagás", pero el caso es que durante todo el viaje, normalmente a las 11 de la noche ya estábamos dormiditos, y tampoco madrugamos en exceso ningún día (con excepción del 13 claro).
Bueno, pues como habíamos llegado algo tarde, tras desayunar y volver a dejar mi cochecito cual "fragoneta de mercadillo" con tantos bártulos, turisteamos un poco por el pueblo. Le compré un regalito a Di que había visto en un escaparate la noche antes, y tras dar un paseo subimos a la torre del ayuntamiento por una escalera de caracol, siguiendo los pasos (como no podía ser menos) de una pareja de japoneses. Magníficas vistas de la ciudad y los bosques cercano. Volvemos a la carretera. Próximo destino: Dinkelsbühl.
http://www.dinkelsbuehl.de/ISY/mlib/media/DIN_Streuprospekt_ES.pdf?mediatrace=.381.
Es un pequeño pueblecito que las guías presentan como una versión a escala de Rothenburg. Cuando atraviesas la muralla, el colorido de las casas, las flores, los escaparates, lo cuidado que está todo, te llevan a pensar que estás en el decorado de una película; casi parece algo artificioso.
Nos damos una vuelta por el exterior de la muralla, paseando junto al río, admirando sus puentes , pequeños torreónes y puertas de entrada, a lo largo de un perfecto camino/carril bici habilitado para el disfrute de los caminantes.
Uno de los atractivos del lugar (según los chicos de Lonely Planet) es el Museo 3D o Museo del ácido, dónde experimentar en primera persona y sin efectos secundarios, lo que debe ser un viaje alucinógeno. Se encuentra justo tras pasar la puerta en la que posa Atalanta.
Tras consultar con la amable señora de la recepción que nos dice que tardaremos unos 45 minutos en la visita y pagar unos sangrantes 9 euros (luego lo entenderéis el adjetivo) nos lanzamos al "viaje"... Que hacemos en 15 minutos y eso pensando en lo que hemos pagado y remoloneando; es un conjunto de "maquinas" que llegan a provocar mareo, exposición de carteles de pelis en 3d, y sobre todo una gran colección de hologramas. En fín... Una chufa! Acabo de recordar que me propuse mandar un email a los de la guía para que me explicasen si el que escribió la reseña sobre el muséo había tomado algo antes de entrar.
AUSBURGO
http://es.wikipedia.org/wiki/Augsburgo
http://www2.augsburg.de/index.php?id=12307
Nada más llegar paramos a comer una pizza vegetariana al estilo italiano en un restaurante turco. Está rica, aunque acabamos con un pequeño dolor de cabeza porque tenemos al lado una pareja de "señoritas" mejicanas que no callan. Luego, cumpliendo con lo que se convirtió en un hábito durante todo el viaje, nos tomamos un café en una terraza del centro. De hecho Abel ha desarrollado una cierta adicción a sus "cafelitos". La secuencia era siempre la misma con el/la camarer@: "Kleine oder gross?: Gross bitte!!!"
Nos vamos hacia el centro y tras una breve parada y foto en la Herkulesbrunnen (Fuente de Hércules), admirar la fachada del ayuntamiento, y hacernos unas fotos en la "Augustusbrunnen" (Fuente de Augusto), nos adentramos en el silencio y frescura de la bonita catedral.
Uno de los muchos atractivos de la ciudad, es la "Fuggerai" (http://www.fugger.de/sprachen/sp.htm), colonia urbana erigida por la poderosa familia de banqueros Fugger en 1521 para ofrecer alojamiento a los más desfavorecidos. Aún hoy la fundación sigue manteniendo en pié el complejo con los mismos fines. Fué destruída casi en su totalidad en la II GM, porque los nazis instalaron en su interior una estación de radar. Hay un búnker bajo la plaza en cuyo interior se puede ver una pequeña exposición de documentos, fotos, uniformes, etc. Hoy en día es un atractivo más de la ciudad.
Ya avanzada la tarde salimos disparados con la intención de llegar aún de día a Munich. Pero eso será otra historia.
Continuará...
4 comentarios:
Ay, el museo del ácido. Làstima de fotos. Si es que no estuvimos receptivos en ningún momento... Sin embargo había cosas que merecían la pena. Con las gafas parece que le podías tocar las mamellas a las señoritas...Bueno, la verdad es que después nos hemos reído mucho recordando el camelo.
Jajaja... Había olvidado lo de las mamellas!
Oye, no seas vago y vente esta noche de tapéo con los figuras de la capi!
Al salir del museo supongo que os sentiríais igual que tras un mal viaje, recordando la sensación de haber pagado nueve euracos...
Eso sí, ayer por la noche "viajes" nacionales con tintorro y queso de la tierra, charlando de literatura, cine y otros asuntos no triatléticos, para que luego digan...
Lo del viernes estuvo fenomenal: Muchas risas y compañía muy agradable. Y hasta nos dejaron hablar un "poquito" de triatlones!!! Habrá que repetir...
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