Nos levantamos el viernes por la mañana y tras un desayuno estupendo, nos dirigimos hacia Roth. Hace muy buen día, soleado y de temperatura muy agradable. Tardamos un poco más de lo previsto, porque hay obras en la carretera. Pese a la cercanía, atravesamos varios pueblos típicamente bávaros: Casas bajas pintadas de colores y jardines cuidadísimos; entre medias, bosques y lagos. Se nota que ésta es una de las zonas más bonitas de Alemania, y dónde según las encuestas, a casi todos los alemanes les gustaría vivir.Cuando llegamos, al buscar la zona cero, primera anécdota, de la que nos estuvimos riendo durante todo el viaje; y es que el Atalanta se quedó sin habla al preguntar a una ciclista estupenda. Ehh... We... Do you... the transition...?? Mientras, ella nos miraba con expresión cada vez más circunspecta. Jajajajaja!!!! Lo preocupante es que no estoy seguro de si miraba más a la chica o la preciosa Cervélo que llevaba.
Ya dentro del tinglado, nos acercamos a recoger los dorsales. Vamos encontrándonos con algunos españoles y nos ponen la pulserita estilo Benicassim. Se nos caen los ojos en algún que otro stand repletos de máquinas, y nos tomamos la primera cerveza.
Ya es mediodía, así que buscamos un sitio para comer, repostando como casi siempre que viajamos al extranjero, en un Turco. Fué aquí donde empecé a preocuparme en serio por la salud de mi compañero de aventuras, porque no fué capaz de terminarse el dönner kebab que pedimos, y no recuerdo haberle visto renunciar nunca a la comida. Para los que no lo conocen, a pesar de lo delgado que está, es una auténtica máquina de zampar, sólo superado por otros carpantas aún más tragones de la pandilla. Siguiendo los consejos de Luarca en los foros, decidimos ir un rato a nadar en el Rothsee, un lago cercano. Según nos acercamos, comienza a llover, pero nos sentamos en un chiringuito y disfrutamos del espectáculo: Un lago precioso, con patos en las orillas, cuidadísimo todo, ni un papel en el suelo, un sendero que transcurre por la orilla del lago frecuentado por caminantes, gente joven y guapa... Nos clavan 8 euros por dos vasos de agua (aunque luego nos devolvieron 4 al entregar los vasos vacíos) y cuando tímidamente sale el sol de nuevo, A se echa una siesta mientras yo me doy un paseo. Cuando vuelvo, el calor aprieta otra vez, y nos damos un baño. Algunos triatletas luciendo neopreno han cruzado desde la otra orilla entrenando, pero nosotros somos algo vaguetes, y nos basta con unas brazadas.
Al buscar sitio para aparcar, mi compañero de aventuras para a preguntar en una tienda de bicis, "El Diavolo", auténtica Cueva de Alí Babá repleta de maravillas, y de la que tuve que sacarle a tirones durante todo el fín de semana, porque el tío se lo quería comprar todo.
Ya dentro del tinglado, nos acercamos a recoger los dorsales. Vamos encontrándonos con algunos españoles y nos ponen la pulserita estilo Benicassim. Se nos caen los ojos en algún que otro stand repletos de máquinas, y nos tomamos la primera cerveza.
Después proseguimos con la visita al resto de tiendas, casetas y expositores dónde entre otras cosas comprobamos nuestra pinta con un casco aero, y Abel se empeña en ligar con una chica vestida de neopreno, pero que no le hace caso.
Cada vez estamos más convencidos de que hay que comprarse una cabra para ser "alguien" en este mundillo. Atalanta se decanta por la Specialized, mientras que yo quiero algo más aero todavía: Una bici con carenado!
Ya es mediodía, así que buscamos un sitio para comer, repostando como casi siempre que viajamos al extranjero, en un Turco. Fué aquí donde empecé a preocuparme en serio por la salud de mi compañero de aventuras, porque no fué capaz de terminarse el dönner kebab que pedimos, y no recuerdo haberle visto renunciar nunca a la comida. Para los que no lo conocen, a pesar de lo delgado que está, es una auténtica máquina de zampar, sólo superado por otros carpantas aún más tragones de la pandilla.
Luego fuímos a explorar la T1 y la zona de natación. Es tal y como lo recordamos de los vídeos tantas veces vistos, aunque de momento aparezca vacío de público. Poco más tarde se pondría a llover otra vez y ya no pararía en todo el fínde. A llegar a casa nos encontramos con Antonio (AJSM) forero de El Atleta, gracias al cual conseguimos la pista del alojamiento. Comentamos cosas de novatos, y quedamos para vernos al día siguiente. Cenamos algo y prontito a la cama. Parecemos unos abueletes...
2 comentarios:
Que bonito todo ese material que aquí sólo se ve en catálogo, y el nombre en el dorsal, y la pulsera de pertenencia a la tribu, y los otros de la tribu entrenando, y conocer nuevos lugares probando sus sabores, y soñar que haríamos con esto y con lo otro, y pensar en el gran día...
Como bien dice Atalanta, vuelves aún más triatleta. El ambiente es estupendo, y el estar rodeado de 3000 chalados como tú, ayuda mucho. Taluego!
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